Corre!!! fué lo último que escuchó antes del impacto... rodó por el suelo varios metros y su cuerpo fue a dar a un lado del camino, aún estaba consciente, pero no sirvió de mucho, intentó abrir los ojos y ya no podía... por su garganta corría la sangre que se había derramado, no tenia fuerzas y su voz era como si ya no existiera.
Sólo fueron pocos segundos que parecian eternidades, pocos instantes de agonía, en la cual se quedaba su vida... al fin, ya sin fuerzas y sin ganas de seguir luchando se entregó sumisamente a la muerte subita que sabía que ya le estaba esperando.
Su cuerpo se hizo muy liviano y poco a poco dejó de sentir dolor. intentó levantarse y lo hizo, sólo que no de la mejor manera, sus pies no tocaban la tierra, extraña e incomprensiblemente... flotaba... se detuvo a mirar la escena, pero solo percibía imagenes, no escuchaba absolutamente nada, solo observaba con paciencia y tristeza, su propio cuerpo aún en el piso y junto a él su madre llorando, gimiendo, gritando... con la desesperación tan grande que su alma se quedaba pequeña, su hija ya no estaba, su única hija se había marchado para jamás volver.
Entre tanto, sólo observaba y sentía como poco a poco sus pies se alejaban mas del suelo, sentía como progresivamente iba ascendiendo, la verdad ella no queria marcharse, sólo deseaba, desde lo más profundo de su ser volver a abrazar a su madre, volver a sentirle y acariciarle sus canas con una sonrisa en los labios para decirle que todo estaba bien... más no era posible, seguía subiendo y subiendo y mientras se alejaba una lágrima de cristal atravezó su mejilla como una lanza en medio de la oscuridad, cerró los ojos y se dejó llevar.
Cuando reaccionó estaba dentro de un salón amarillo, todo era amarillo, y en medio de la sala un gran escritorio dorado, repleto de muchos libros, de todos los tamaños... se le acercó una jóven hermosa con blancas alas a sus espaldas y le dijo: "sí, este es el tuyo"
Seguidamente le entregó un libro flaco, polvoriento y feo, ella quizo preguntar de que se trataba, pero antes fue interrumpida: "Ese libro recoje todas las cosas buenas que hiciste". ¡¿Tan poco había hecho?!
Comenzó a leer, no le tomo mucho tiempo terminarlo, sólo dos paginas habia escritas... cerró el libro y lloró, lloró tanto que con sus lágrimas limpió todo el sucio que el libro tenía. De pronto escucho el sonido de muchas trompetas y abriendo una gran puerta amarilla entró un anciano de edad muy avanzada, se le acercó, le tomo de la mano y le consoló... se le acercó un poco más y con suaves palabras le hizo saber que ya no había vuelta atrás, que ya no podía volver y que su primer castigo sería escribir en aquel libro todo lo que realmente le hubiese gustado hacer.
En poco tiempo ya habia completado quinientas setenta y cuatro páginas; el anciano intrigado por saber que habia escrito le solicitó el libro y comenzó a leer, primero se percató que las primeras cuatro paginas seguian intactas, exactas a como ella las había encontrado y lo más curioso es que en el resto de las paginas, en todas, todos los relatos escritos por ella estaban relacionados con su madre... el anciano la miró fijamente, cerró el libro y lo dejó caer, ella en un esfuerzo inutil intentó recuperarlo, pero no pudo...
Miraba a aquel pobre hombre con ira y le reclamaba el hecho de que hubiese perdido el libro, él con su mirada tierna solo escuchaba y cuando al fin ella se calmó, con una voz pausada, firme pero suave como el viento le susurró al oido "ya estás lista... sal de aquí... al abrir esa puerta sólo darás tres pasos y te encontrarás en otra puerta igual que esta, en otro salón exactamente igual que este". Hubo silencio... mucho silencio... un fuerte grito del anciano rompió la quietud "corre... de prisa... tu madre espera por ti"
